Matar al Galán
La escena floral globalmente, en estos últimos diez años, se a visto envuelta en una explosión creativa, y de sofisticación en su técnica, como nunca antes se vio en tan corto tiempo.
Si bien siempre ha sido una disciplina celebrada y propia de ciertos espacios -infaltables en salones de entrada en grandes hoteles, museos o restaurantes de cierta categoría- así como imprescindible en celebraciones, y también a modo de un gusto personal contar con ellas en casa. Sin embargo esto se hizo bajo una “norma estética” en el último período, en un cierto ideal de buen gusto, mas o menos similar entre una propuesta y otra. Pero esto sin duda cambio.
Se puede hacer seguimiento a algunos hitos recientes, como los grandilocuentes decoraciones florales, con muros de piso a techo tapizados en flores, para las presentaciones de Dior, al mando de Raf Simons y ejecutadas por Bureau Betak, o el sello único del americano Jeff Leatham y su singular manera de acomodar las flores, en inmensos jarrones distribuidos por el espacio, para hall del Four Season George V en París. Pero esto jamás se pensó como precedente a la oleada de neo floristas, con habilidades y expertise en arte y diseño, quienes tomaron esta disciplina y la llevaron al siguiente nivel, haciéndonos vivir un relato onírico a través de este oficio.
Nacieron innumerables instancias dedicadas a narrar y enumerar las escuelas, salones, encuentros, festivales, artistas y creativos que hoy brillan en el firmamento floral y se encuentran a disposición en redes sociales. Y es que ha regresado, y con fuerza, el amor y la fascinación por el arte de ornamentar y componer botánicamente.
Es entre todos estos alquimistas florales aparece una que especialmente destaca por su singular manera de componer, y que tiene una parte de su vida enraizada en Chile. Carolina Spencer Vivallo es chilena, con estudios de Diseño en la Universidad Católica de Chile, quien partió hace ya alrededor de 15 años a Barcelona.
Estando allá comenzó a cultivar y especializarse en este fascinante mundo. Asistiendo a otra grande de esta disciplina, la florista australiana radicada en España, Donna Stein, es que aprendió gran parte de lo que sabe. Luego emprendió con sus propias ideas en una un incipiente proyecto de vasijas cerámicas que reúnen características estéticas propias del país donde reside, ya que ella misma les creó y manufacturó localmente, con un giro purista algo oriental.
Ahí es donde nace la relación entre objeto y elemento floral, que luego lleva a una exploración visual, en un persistente código Ikebana renovado que ha conquistado a una inmensa audiencia, llevándola a realizar las mas fascinantes colaboraciones y posicionando sus piezas en almacenes de la talla de Gallerie Laffayette, en París, Francia.
Matagalán nos aclara que las flores -al regalar o recibirlas-, son mucho mas que un gesto de galantería. Te dejamos parte de las mas hermosas colaboraciones y composición en su sello único, para que la descubras y te encantes tanto como nosotros de ella.
También puedes sumergirte en “Flower Girl”, moda editorial de nuestra autoría, donde Carolina, en su paso por Chile, colaboró con nosotros para la realización de los elementos florales de esta historia, retratada en Enero de 2020.
Material fotográfico propiedad de Matagalan.